"Todos en mayor o menor medida estamos expuestos, física y psicológicamente", expresó y estima que todo el personal de salud piensa en su familia cuando realiza una intervención y al regresar. "¿Me protegí bien, desinfecté todo bien?, siempre te queda esa duda".
Hace tres años trabaja en Dina Huapi, la zona de Las Chacras, hasta estancia San Ramón. "Parece raro bajarse con el equipo de protección completo en una casita en Villa Llanquín, pero ha habido muchos casos y decesos de personas en ese lugar", comenta.
Al ser consultado sobre cuál fue el momento más difícil en esta pandemia, respondió sin dudarlo que fue cuando falleció Carlos, "nuestro compañero". Ingresó en el 2008 en el hospital y siempre tuvo contacto con él, luego se hizo más continuo cuando fue a cubrir la ambulancia en Dina Huapi, hace un año y medio. "Fue muy duro, particularmente me tocó un lapso de 5 o 6 días, que me tomé una pequeña licencia, el último día lo crucé en el espacio de guardia y nunca más lo vi, me pegó muy duro".
Además agregó que fue más duro aún enterarse que los hijos le habían planteado el hecho de que tenía que dejar de trabajar, "él me había planteado que no quería, porque tenía que hacer unas horas extras, sabiendo que tenía alguna patología, edad de riesgo, el destino le jugó una mala pasada".
Javier reconoce que el personal de salud tiene una visión distinta respecto a todo esto, "por la formación y porque nos dedicamos a esto, en lo personal me planteé varias cosas, no el hecho de dejar de trabajar, sino que lo ves de diferente forma, también el punto de vista de lo que es la relación con tu familia y los seres queridos".
Cuenta que "gracias a Dios no tuve covid, del grupo de personas que cubrimos ambulancias tuvimos 4 casos, incluido Carlos."
Finalmente reflexiona sobre su profesión y asegura "es como la profesión del bombero, uno lo hace por amor a la profesión, mas allá que sea remunerativo, tenemos el corazón puesto en esto que nos apasiona".
Comentar