"Mirá si tengo recuerdos", expresa un guardaparque de la primera promoción al celebrar su día

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En el día del guardaparques José Rodríguez, de la primera promoción, recordó sus tiempos de estudio y sus experiencias en e parque, donde se desempeñó en Isla Victoria, Llao Llao, Blest y Catedral.

Gentileza Ecos del Parque TV

"Éramos el contacto con la gente", recuerda José Rodríguez, en diálogo con Radio Seis, al celebrarse hoy el día del Guardaparque. Perteneció a la primera promoción y recuerda cómo fueron esos años. Comentó que al ver el aviso en Clarín pensó: "esto es siempre lo que me gustó"

Cuenta que se presentó en la Administración de Parques y le informaron cómo sería la carrera. Como había muchos que se inscribían no quedaban todos, pero afortunadamente fue seleccionado. Hizo el curso teórico en la Administración General de Parques y además tenían materias como Educación Física, donde los preparaban para la vida en la naturaleza. Les enseñaban contenidos de primeros auxilios, natación, resistencia, arrojar pelotas, rescate con sogas, hacer nudo, orientación mediante brújula y técnicas de supervivencia entre otras. 

En agosto de 1968 fueron al Parque Nacional Iguazú y tuvieron el primer contacto con el campo. Recorrieron Cataratas y durmieron en carpas. "Ahí arrancó todo", cuenta y luego fueron a hacer la práctica en la isla Victoria. Allí los capacitaron con las tareas a realizar por el guardaparque en el lugar. Tenían que cuidar la propiedad, las picadas, el parque, ver que los pobladores tuvieran los animales que tenían que tener y que no se cortara ni transportara leña sin marcar. Remarcó que en Isla Victoria no había luz eléctrica ni teléfono, sino que había uno a manivela, con códigos. 

A lo largo de su carrera estuvo en Isla Victoria, Llao Llao, Blest y Catedral. "Como hablaba un poco de inglés era Gardel, se embarcaba en el Modesta Victoria a la mañana e iban a Blest y luego trasladaban turistas que entraban por Frías, extranjeros", expresó y no dudó en afirmar que "esa vivencia no te la saca nadie". Resaltó que cada vez que ve un incendio "me duele el alma".

Muy emocionado dijo haber estado muy feliz por la gente que conoció y "haber tenido a Don Aurelio, que me enseñó muchas cosas, desde cómo tomar un mate hasta las cenas con cuentos medio terroríficos a la noche, en plena tormenta, nos enseñó a cuidar el caballo".

9 octubre, 2020
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