Desde aquella tarde del 4 de junio en que el cielo se puso oscuro y turbio y el suelo acumuló centímetros de arena volcánica, Bariloche no volvió a ser el mismo.
La crisis que desencadenó la erupción del cordón Caulle Puyehue puso a prueba la capacidad de superación y cooperación de los vecinos de toda la zona, que de diferentes maneras debieron afrontar la situación.
El aeropuerto cerrado y el desolador panorama en la ciudad anticipó una temporada invernal nula. Muchos comercios y hoteles cerraron y la crisis económica se extendió a la mayoría de los hogares que viven del turismo.
Por ello cada 4 de junio es recordado como el inicio de un extenso padecimiento, pero también como un día de progreso.
Invitamos a los lectores a compartir cómo vivieron aquella tarde, dónde se encontraban y cuál fue su sensación a partir de ese momento.
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