Los casos de acoso sexual en internet crecieron exponencialmente tras la pandemia de Covid-19 y el desarrollo de las herramientas digitales en ese período de aislamiento. En ese marco es que la ONG Grooming Argentina imparte capacitaciones en escuelas de todo el país para hablar no solo a los estudiantes sino también a sus padres y advertirlos acerca de los peligros a los que se encuentran expuestos.
Hernán Navarro, director de la ONG, conversó con Radio Seis acerca del impacto que tiene un delito, que es considerado como tal desde diciembre de 2013 por las leyes argentinas, que afecta a niños y adolescentes por parte de personas adultas. “Es la pedofilia incidiendo en la vida de los niños a través del entorno digital”, resumió.
Según el especialista, los pedófilos encontraron en las nuevas tecnologías “un vehículo de contacto y proximidad” para perpetrar una nueva modalidad del abuso sexual. Es que, a diferencia de lo que ocurría en el contacto cara a cara, el abusador “va preparando el camino” para lograr su cometido de hacerse de contenido de índole sexual a través de fotos y videos.
“Es el material que alimenta la mal llamada pornografía infantil porque los niños no son actores, son víctimas de abuso”, agregó para luego alertar sobre la visión sesgada que tienen los adultos. Navarro explicó que, a diferencia de lo que se creía años atrás, internet tiene que ver con el posicionamiento, la información y la construcción de una sociedad en la cual todos son ciudadanos digitales.
Tras aquella definición es que aseguró que “existe un puente roto entre el mundo adulto y los niños en el mundo digital y por eso sugirió que la educación digital debe ser protagonista en las escuelas. Sin embargo, mostró que en la Argentina sucede exactamente lo contrario ya que las escuelas no integran esos saberes.
“Hoy son los niños de esta generación quienes tienen conocimientos superiores hasta de sus propios docentes en materia de competencias digitales”, explicó acerca de un vínculo que cambió abruptamente tras los aislamientos sanitarios. Para Navarro, “el docente de la pospandemia es un docente que tiene que estar preparado para enseñar aquello que no sabe y no aprendió” frente a la lucha contra el delito de grooming que requiere de una “batalla cultural”.
Aun así, el especialista reflexionó acerca de una consulta que realiza en cada disertación ante niños y adolescentes. Es que tras la pregunta el silencio inunda las salas “porque no existe un reconocimiento en ese posicionamiento de vulnerabilidad o de peligro”.
Navarro consideró que los niños y jóvenes no son nativos digitales “porque no tienen el conocimiento completo y profundo, sí tienen las destrezas, los manejos, pero carecen de la percepción del peligro”. Precisamente esa situación es la que lo alerta ya que los adultos descansan en aquella idea de pleno conocimiento del entorno digital.
“Una de las grandes preocupaciones que tenemos es que esta generación que no puede advertir ese lado B y nos preocupa las generaciones que vienen”, confesó antes de señalar esta época como un “momento clave” para afrontar el desafío a través de la educación digital.
Con esa perspectiva es que esta ONG inició contactos con los gobiernos latinoamericanos para promover acciones tendientes al reconocimiento e incorporación de políticas públicas en materia de educación digital, ya que aseguró que “la pandemia atrasó 10 años la legislación”.
Otro de los paradigmas que desarticuló es la diferenciación entre una vida real y otra virtual “cuando lo que sucede en internet causa un efecto que es real en la vida de las personas”. Luego se encargó de reforzar la idea de ciudadanos digitales ya que los niños “hasta construyen su identidad a través de las redes sociales”.
Navarro también ofreció una herramienta desarrollada desde Grooming Argentina para denunciar posibles abusos. Se trata de una aplicación móvil (GAPP) que, a través de un único botón, permite que una víctima o una víctima indirecta se comuniquen con una línea de atención las 24 horas y activar un protocolo, que incluye a un equipo psicológico y de legales, para luego derivar la denuncia a la Policía Federal en todo el país.
En la actualidad, la organización recibe el 95% de las denuncias a través de esa aplicación en una doble tarea que también los lleva a recorrer todo el país para aportar conocimiento sobre este tipo de delitos.
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