Fabio Cambronero
El amanecer con sus primeras luces y el último aliento en cada paso nos anunciaba que mientras más lejos estábamos, mayor era nuestro asombro y más lejos queríamos ir. Muchas veces sentimos el increíble sonido que produce el vuelo del Cóndor cuando vuela rapante cortando el aire como si fuera un misil revestido de plumas haciendo gala de su tecnología de vuelo.
Observar al Cóndor es como observar las flores del cerezo, podrías dedicar tu vida entera a la búsqueda de una sola y no habrías desperdiciado tu tiempo. Perfectas, simplemente perfectas... y así son, perfectos.
Fabio Cambronero
Finalmente al caer la tarde tuvimos la fortuna de estar donde el rey de las alturas tiene montado su trono. En ese preciso instante pudimos sentir el sonido más antiguo que había: "almas volando".
Fabio Cambronero
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