Aromas, de Philippe Claudel

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Cuando lo irracional se transforma en acto razonable, la evocación de los olores de la infancia, la adolescencia y otros más próximos, no pueden prescindir del sujeto que los rememora. En sesenta y tres textos cortos, el trabajo sobre los olores se vuelve en una temática intensa que habla, en definitiva, de Paul Claudel, y se torna, sin ser esa la intención primera, en autobiográfico.Escribe Nora Blok.

No hay un orden cronológico; pero sí una elección: el orden del sistema alfabético y un propósito deliberado. No renuncia, en este viaje, a la letra que remite a la literatura, su pasión.

Un epígrafe, con la transcripción del primer párrafo de “Un hemisferio en una cabellera” de Charles Baudelaire, abre la trayectoria de vida. Cita que hace referencia a la totalidad de un texto, y en este caso, sintetiza y antecede a las ideas que se desgranan a continuación.

Un cierre con otra cita textual de “Historia de mi vida” de Giacomo Casanova asume el papel de epílogo. (afterword) con el que cierra y concluye hablándole al lector.

Como en Jorge Luis Borges, el paratexto es un punto clave y estratégico. Traza, con él, un contexto literario, que privilegia la comunicación directa entre quien escribe y los lectores.

Justamente, el verbo “sentí” unifica sensaciones y emociones con el propósito de explicitarlo. A través de estas páginas, revive los sentimientos que, en el pasado, se generaron provocados por diferentes sensaciones. Lo que buscó, lo encontró y, además, otra certeza: vale la pena seguirlo en su viaje.

El encuentro con olores asociados a objetos, lugares y personas conforman cálidos momentos, en los que el recuerdo de su familia aparece imbuido de ellos en los distintos tramos de este desplazamiento.

Un padre, “leñador, campesino, auxiliar químico” a quien “la posguerra lo convierte en policía” en “Aftershave” rescata el olor a lavanda de su loción de afeitar. En ese ritual, la evocación inolvidable: “Gracias al afeitado y a ese líquido verde, mi padre, un hombre maduro, vuelve a ser un bebé”.

No es la única remembranza. Hay otras que cabalgan con los aromas, en su afán de salvarlos del olvido y en los sentimientos que emergen. “La casa de la infancia”, dos años después de la muerte de su padre, en la que se agolpan varios recuerdos y, de pronto, el encontronazo con “La casa ya no huele a nada” y una certeza: “Mi padre se marchó llevándose consigo las que fueron las señas de identidad de este hogar”.

Una historia de 1814 viene a justificar que – en esa vivienda paterna- no hay olor y es la evocación de Peter Schlemihl, personaje de ficción, quien cambia su sombra por una bolsa de oro inagotable, el que asoma por asociación. La tristeza lo cerca y vuelve extraño el sitio de su infancia.

En cuanto a objetos se refiere, en “Cárcel “a un dato biográfico: “Durante casi doce años, visito la cárcel varias veces a la semana para dar clases. Hasta el 2000”. En ese lugar, los olores peregrinan en unas mutaciones que anclan en la derrota fatal.

En “Droguería”, la añoranza instala el aviso de defunción del pequeño comercio y, por sus aromas, la necesidad de resucitar, al menos un segundo, cada uno de los placeres provocadores.

En esa reliquia, en la que el droguero es un superviviente de otra época y los otros – en comparación- los sitios, donde el olvido no es posible y más auncuando los aromas inundan la memoria.

“Jersey” el olor de un buzo, prenda de un tío, lo incita a no deshacerse de él “para acariciarla, olerla y reencontrarme gracias a ella con mi tío” Aunque el tiempo mengüe el aroma, la decisión primera se sostiene.

Entre aromas y sensaciones, todas las letras del abecedario recorren una vida de quien, aun hoy, vive en Nancy, ciudad francesa, en la región de Lorena. La remembranza se actualiza, también, en amigos, familia y su niña pequeña.

Philippe Claudel es profesor y guionista de cine y televisión. Autor, además, de novelas como “Almas grises”, “La nieta del señor Linh” y “El archipiélago del perro”, entre otras.

En toda su obra, un ritmo narrativo y descriptivo, con detalles trascendentes, no descarta, como en “Aromas” el ejercicio intimista o de introspección se visibilice.

Y en “Aromas”, apelar a Charles Baudelaire, a más de ciento cincuenta años de su muerte, habla del a

1 marzo, 2021
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