Equipo Argentino de Antropología Forense

Crónicas / por Hans Schulz

Escribe Hans Schulz para su columna, sobre el 35° aniversario de creación del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) en el Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas, 30 de agosto 2019. Reconocimientos y charla abierta en Bariloche.

A unos pocos días de conocerse la sentencia del juicio La Escuelita VI, realizado en la ciudad de Neuquén en los meses de junio, julio y agosto, juicio que incluye el caso del secuestro y la desaparición forzosa del estudiante Juan Marcos Herman secuestrado en Bariloche el 16 de julio 1977 y en conmemoración del día Internacional del Detenido Desaparecido, el jueves 29 de agosto, en la sala de prensa del Municipio, el Director Ejecutivo y miembro fundador del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) Luis Fondebrider, junto a Nuri Quintero, investigadora de la Unidad de Casos del EAAF, recibieron un reconocimiento por parte del Municipio de Bariloche y la Legislatura de la provincia de Río Negro en el marco de los 35 años de su creación.
También en el marco de esta visita y con respecto a la investigación académica y su relación con la justicia el día viernes 30 de agosto se realizó una Jornada de Trabajo entre los miembros del equipo del EAAF y juristas y científicos de diversas disciplinas en la sede de CONICET Patagonia norte bajo el lema “Ciencia y Justicia, Importancia y Aportes a la vigencia de los Derechos Humanos.” A la tarde del mismo día se realizó una charla abierta en el Aula Magna Juan Marcos Herman de la Universidad del Comahue bajo el tema: “Desafíos y perspectivas desde una mirada antropológica” en la que Luis Fondebrider disertó sobre la historia de la organización, sus objetivos y sus lineamientos futuros, destacando la importancia del relanzamiento de la campaña de donación de muestras de sangre de familiares para lograr la identificación de los restos sin identificar que todavía se encuentran en poder de la EAAF y los posibles a recoger en futuras excavaciones. La visita de los miembros de la EAAF a Bariloche también se realiza en coincidencia con los 40 años de la visita a la Argentina de la Comisión de DDHH de la OEA en plena dictadura en septiembre de 1979. He aquí una crónica de ambas jornadas.

Sala de Prensa
29 de agosto

En el acto de reconocimiento estuvieron presentes entre otros y junto a representantes de la Secretaría de DDHH de la Delegación Rio Negro y Nación y ex combatientes de Malvinas, la legisladora Silvia Paz, el secretario de Derechos Humanos de la provincia de Río Negro Duilio Minieri, el secretario de Ciencia y Tecnología de la provincia Hugo Josserme, la secretaria de Desarrollo Social, Cultural y Deportivo del municipio Alejandra Schneebeli, el concejal Ramón Chiocconi y, en representación del Instituto Balseiro, el Dr. Rodolfo Pregliasco.
Luego de los agradecimientos se hizo mención a la declaración 153/2019 de la Legislatura de la Provincia de Rio Negro que declara de interés científico, académico, histórico, cultural y social el 35° aniversario de la creación del EAAF, manifestando su beneplácito por la nueva campaña de donación de muestras de sangre de familiares para lograr la identificación de los restos que se encuentran en poder de la EAAF y la de aquellos a recoger en futuras excavaciones. A continuación se entregaron los reconocimientos a la EAAF en la persona de Luis Fondebrider por parte de la provincia de Rio Negro y la Municipalidad de Bariloche y se proyectó un documental que reseña la obra del EAAF desde sus comienzos en 1984 hasta la actualidad.
El documental destacó que el EAAF trabaja “desde la ciencia para la verdad y la justicia y lleva realizadas actividades en más de 50 países para recuperar, identificar y restituir restos de víctimas de violencia política, étnica estatal, religiosa, migratoria, por trata de personas y de género, capacitando y entrenando a jueces, fiscales, abogados, forenses e investigadores policiales alrededor del mundo con un abordaje integral en la búsqueda, recuperación e identificación de personas desaparecidas. La identificación se realiza a través de la exhumación de restos humanos hallados en cementerios municipales y fosas clandestinas bajo un criterio científico y con apoyo de organizaciones de DDHH. En Argentina el equipo recuperó más de 1300 cuerpos de victimas de desaparición forzada entre 1974-1983, logrando la identificación de más de 750 personas.” En cuanto a la actividad más reciente del EAAF el documental detalló la participación del EAAF en la identificación de soldados argentinos caídos en la Guerra de Malvinas enterrados en el Cementerio militar de Darwin y en el proyecto Frontera. “Este último proyecto ha elaborado un mecanismo regional de intercambio de información forense sobre migrantes desaparecidos y restos no identificados y recuperados en el corredor migratorio Centroamérica, Méjico y EEUU. El EAAF cofundó bancos de datos forenses en Centroamérica y Méjico y estableció convenios para cruzar esta información con instituciones forenses en Méjico y EEUU. A pedido de las familias de los 43 normalistas desaparecidos de la escuela Normal Manuel isidro Burgos de Ayotzinapa el EAAF también trabaja como perito en el caso.”
Al finalizar el breve documental reseñó los objetivos de la organización que vale la pena citar en forma textual: “Desde sus inicios 5 integrantes y hoy más de 70 realizan sus investigaciones científicas para lograr la verdad, restituir la identidad de víctimas de la violencia institucional y asesinatos masivos por cualquier motivo y que fueron enterrados en forma ilegal muchas veces en fosas comunes y clandestinas. Aportar pruebas a la justicia y colaborar en llevar certeza a los familiares para que puedan realizar el duelo y rendir homenaje a sus muertos de la manera que sus creencias lo indiquen es la razón de ser de este equipo.”
Finalizado el documental Luis Fondebrider dirigió unas breves palabras de agradecimiento a las autoridades y audiencia reflexionando que la tarea del EAAF “después de 35 años de trabajo se inserta en una tarea colectiva que se hace desde la sociedad civil, que es lo más importante que se ha logrado en el país en todos estos años de la democracia en cuanto a la verdad, justicia, reparación y memoria. Nosotros ponemos la ciencia al servicio de los detenidos desaparecidos y aportamos pruebas desde la ciencia. La ciencia es algo que compartimos con muchos colegas y ese es nuestro deseo en este viaje a Bariloche, él de encontrarnos con colegas científicos y académicos para seguir discutiendo las interacciones entre la justicia y el derecho. Lamentablemente en la Argentina y por muchos años la Academia le dio la espalda a los familiares de los detenidos desaparecidos. Si hubiéramos sido más, hubiéramos encontrado más gente.
Ahora las cosas están cambiando y hay nuevas generaciones que se incorporan a esta actividad desde la antropología y otras disciplinas. Por eso siempre decimos que nuestros principales interlocutores son los familiares que desde hace 35 años buscan y quieren saber que pasó y no solo para recuperar la identidad sino también para que se haga justicia que es otro de los elementos en que trabajamos. Ya hay más de mil miembros de las fuerzas armadas y policía bajo proceso judicial y nuestro aporte es importante en estos casos. Si bien hemos hecho mucho aún falta más. Este es un día para reflexionar y mañana empezaremos de nuevo a trabajar para la verdad y la justicia de los familiares. Quiero agradecer a la Legislatura y la Comuna por este reconocimiento, es un honor estar acá y seguir trabajando como todos los días. Muchas gracias.”
Para dar por finalizado el acto el secretario de Derechos Humanos de la provincia de Río Negro Duilio Minieri agradeció a la Delegación de DDHH de Nación que junto a la coordinación de las dos universidades nacionales locales y el CONICET Patagonia norte y el programa Ciencia y Justicia posibilitaron el reconocimiento de la fecha y los encuentros programados. También enfatizó que la “Desaparición forzada como práctica perversa es un delito que se extiende a lo largo y ancho del mundo. Sigue ocurriendo en las sociedades democráticas en otro contexto, sin plan sistemático. Ha sido señalizada por algunas organizaciones y juristas como la practica más perversa de las violaciones de los DDHH porque viola el derecho a la libertad de la víctima, la integridad física y su derecho a la identidad intentando amedrentar a los familiares y a la sociedad toda infundiendo el miedo y la incertidumbre con respecto al paradero de las víctimas.”
Resaltó lo valioso de la actividad del EAAF que trabaja en múltiples líneas de acción todas dignas de destacar, la producción académica, la investigación científica, la formación de recursos humanos, la aportación de pruebas y los peritajes. Al finalizar valoró principalmente la labor de identificación de las víctimas de desaparición forzada como la identificación de los soldados caídos en el conflicto del Atlántico sur “porque llevan algo de paz a las familias que han sufrido tanto. Es trabajar en dialogo y articulación en total respeto a los familiares de las victimas Una mirada que compartimos desde el Gobierno provincial en materia de DDHH, Memoria Verdad y Justicia.”

Universidad del Comahue
Aula Magna Juan Marcos Herman
35° Aniversario EAAF
“Desafíos y perspectivas desde una mirada antropológica”
30 de agosto

Al comenzar la charla las autoridades de la Delegación local de la Secretaria de DDHH de la Nación y de las Universidades Nacionales del Comahue y Rio Negro entregaron un reconocimiento al EAAF por su labor de 35 años en la persona de Luis Fondebrider. “El respeto a los derechos humanos necesita leyes e instituciones, pero también necesita ciencia y conocimiento legitimado por pares de diferentes disciplinas con personal formado en las universidades”, destacó el Dr. Sebastián Aguiar, Secretario Académico de la Sede Andina de la UNRN.

Mg. German Stalker
Coordinador del Programa “Ciencia y Justicia” del CONICET

A continuación el Mg. Germán Stalker, Coordinador del Programa “Ciencia y Justicia” del CONICET, realizó una breve presentación del programa refiriéndose a la relación entre la investigación académica, la ciencia y la tecnología a disposición de la justicia y las actividades del EAAF. Reseñó algunas cifras de la dimensión del CONICET detallando que cuenta con veinticinco mil agentes entre investigadores y científicos distribuidos desde Ushuaia hasta la Quiaca en aproximadamente doscientos ochenta unidades ejecutoras e institutos de investigación donde los investigadores realizan sus investigaciones. “Lo que hace el programa Ciencia y Justicia”, comentó, “es vincular ese conocimiento científico y esos desarrollos tecnológicos con la sociedad y los sectores productivos y, en este caso, a la justicia.” Señaló que “la justicia no es una sola, sino que hay 24 justicias en tanto que hay 24 provincias, más el estado nacional. Cuando se diseñó implementar este programa en el 2015 el CONICET ya venía trabajando con la justicia hace muchos años. Diversos actores de la justicia se contactaban con actores de la ciencia, no en forma orgánica sino de manera informal. Faltaba una respuesta institucional. El objetivo que nos propusimos desde la gerencia de vinculación tecnológica fue lograr una capacidad mayor de transferencia focalizada a un mapa de actores de la justicia que conforma cada uno de los ministerios públicos fiscales de las provincias y los superiores tribunales mayores de justicia de las mismas. A nivel nacional también nos vinculamos con las fuerzas de seguridad para jerarquizar y transferir conocimiento y capacidades técnicas, ya que los servicios forenses dependen de las fuerzas policiales y existe una demanda principal en la gestión de calidad dentro de los laboratorios forenses. En el CONICET hay veinticinco mil potenciales investigadores y becarios que pueden trabajar en el tema en algún servicio de la justicia, como por ejemplo genetistas y antropólogos. Nos propusimos identificar a quienes están dispuestos a ayudar en la justicia y firmar convenios de asistencia técnica para pericias. Hay una gran demanda en la justicia de capacitaciones, conocimientos no jurídicos y pericias ambientales, ya que todas las disciplinas no jurídicas se necesitan en la justicia.
También identificamos el componente internacional y la articulación con ONGs del tercer sector como es el caso de la EAAF con la cual cooperamos por más de tres años trabajando en varios proyectos. Nos proponemos general vocación forense, no sólo dentro del CONICET y sus becarios, sino también en carreras de grado. Hay un área de vacancia que se puede incentivar con becas y diferentes incentivos. A tres años del proyecto estamos en un momento de revisión y creemos que la interacción con la justicia ha sido positiva y se han generado vínculos importantes cada vez que el científico se ha puesto en sintonía con actores judiciales como ser fiscales y jueces. Estamos ahora evaluando el impacto del programa internamente y redefiniendo las líneas de comportamiento.”

Luis Fondebrider
Director Ejecutivo y miembro fundador EAAF

A continuación tomó la palabra Luis Fondebrider. Luego de agradecer a autoridades, público presente, familiares de las víctimas y organizaciones de DDHH, comenzó a describir las diferentes etapas de la organización y sus objetivos. “Nosotros actuamos desde la ciencia pero hay muchos actores de la sociedad argentina que desde diferentes ángulos luchan hoy por Verdad, Justicia, memoria y reparación. Miles de personas han sido secuestradas torturadas y asesinadas desde la década del 60 en diferentes partes del mundo, especialmente en América Latina, en África, Medio Oriente y Asia. Esto ha sido por razones políticas, étnicas, religiosas y culturales y, en algunos casos, los estados también han sido los responsables. En otros casos también organizaciones insurgentes han utilizado estas prácticas. Una vez que la violencia cesa y hay un espacio democrático se abren instancias políticas para la necesidad de investigar lo que ha sucedido, si las víctimas están vivas, si están muertas y atribuir responsabilidades.
¿Quiénes piden esto? Principalmente los familiares y las organizaciones de Derechos Humanos y principalmente mujeres que han salido a la calle para exigir justicia y verdad y saber más. En Argentina en 1983, al final de la dictadura, surgía evidencia de lo que había sucedido con las personas desparecidas cuando los intendentes de todos los municipios de Buenos Aires ingresan a los cementerios y descubren que hay numerosas sepulturas NN, con cuerpos no identificados. A partir de abril 1984 se realizan exhumaciones sin ningún tipo de control, sin protocolos de actuación, con palas mecánicas con sepultureros y con la participación de médicos forenses sin experiencia. Allí se mezclaron los restos y junto a esa destrucción de la evidencia se perdió la posibilidad de identificar miles de cuerpos en todo el país frente a los familiares que miraban esas exhumaciones muy traumatizados. Esto obligó a la necesidad de buscar una alternativa forense que por una parte pudiera satisfacer la demanda de los familiares y la justicia y, por otro lado, que también les diera credibilidad a los familiares, ya que estos, por diversas razones, no confiaban en los médicos oficiales. Es así como en 1984 con la llegada del científico norteamericano Clyde Snow cinco estudiantes comenzamos a trabajar con objetivos muy iniciales: ofrecerle una alternativa forense a los familiares, trabajar con ellos y aportar pruebas a la justica mediante peritajes. Contamos desde el principio con el indudable apoyo de todos los organismos de DDHH.
¿Cuáles eran los distintos lugares en los cuales se enterraban a los desaparecidos? Por un lado estaban los cementerios de todo el país en que se utilizaban las áreas para NN y por el otro estaban los desaparecidos que fueron subidos con vida a aviones y arrojados primero al Rio de la Plata y luego al Mar Argentino. Cerca de sesenta cadáveres fueron encontrados cerca de las playas uruguayas y argentinas. Algunos los pudimos recuperar. También comenzamos a trabajar con los archivos que producía el estado. Fuimos descubriendo que había una parte burocrática del estado que procesaba los casos oficialmente y también otra que lo hacía en forma clandestina. Los objetivos que nos planteamos fueron trabajar en casos de violencia política, étnica y religiosa y, con los años, comenzamos a incorporar otro tipo de casos como ser los casos de feminicidio, casos de inmigrantes que cuando cruzan la frontera son asesinados, y casos de trata y violencia institucional en diferentes contextos. Desde el punto de vista científico propusimos desde el principio un enfoque multidisciplinario. En nuestra organización tenemos por lo menos nueve disciplinas científicas representadas. También intentamos trasmitir la experiencia adquirida en Argentina hacía otras partes del mundo que también enfrenta este tipo de situaciones mediante formación y capacitación y también apoyando políticas públicas en esos países.
Hace 14 años descubrimos una nueva temática: los feminicidios en Ciudad Juárez, Méjico. Si bien es algo que ya venía pasando hace mucho tiempo, adquirió más visibilidad en los últimos años. La segunda temática es el fenómeno migratorio. Hace algunos años tenemos un proyecto en EEUU, Méjico y Centroamérica sobre el caso de las personas que salen de sus casas en Centroamérica, migran hacia los EEUU y en el transito mueren o desaparecen. El proyecto ha ideado una instancia de investigación con las ONG y las autoridades de esos países para que la información de sistemas conectados fluya y se pueda aumentar la identificación y recuperación de cuerpos,
¿Cómo realizamos el trabajo? En diferentes etapas. Junto a la ciencia forense y la criminalística hay una serie de disciplinas tradicionales que son las que se aplican cotidianamente como la medicina, la genética y la radiología. Luego está la parte que tiene que ver con la historia del caso que es el trabajo con la policía o el fiscal. Este trabajo con fuentes escritas y orales permite establecer una hipótesis en donde está la persona que estamos buscando. Una segunda etapa se vincula con los datos ante-mortem, es decir investigar cómo era esa persona en vida a partir de datos que sacamos del cuerpo, entrevistas con familiares, médicos y odontólogos. Después está la etapa arqueológica que tiene que ver con la escena del crimen, recuperar el cuerpo y todos los objetos asociados y, posteriormente, el análisis del cuerpo, en donde intentamos identificarlo y colaborar con el médico forense para establecer la causa de muerte. Como estas etapas las hacen diferentes actores del estado que no se comunican muy bien entre ellas la investigación esta desperdigada en diferentes lugares y expedientes. Nosotros tratamos de trabajar en forma vinculada en la investigación. En síntesis la primera etapa es la investigación preliminar del caso, lo que pasó, el quien, el cómo y el cuándo. La segunda tiene que ver con la recuperación de los cuerpos. La tercera con el análisis de laboratorio y la cuarta y la quinta con dos propósitos fundamentales: aportar evidencia a la justicia y retornar los cuerpos ya identificados a los familiares.
Ya a partir de 1986 nos llegaron solicitudes de más de 50 países con diferentes contextos y realidades a partir de las cuales comenzamos a Investigar casos y formar gente especializada. Trabajamos con el estado siempre teniendo independencia. A partir del año 2001/ 2002 hemos empezado a trabajar con la cancillería argentina en un programa de cooperación técnica que se llama “Cooperación Sur-Sur” en el cual argentina responde a pedidos de un país que necesita cooperación técnica. Esta transmisión de capacidades y experiencias la hacen muchos organismos del estado y son tareas de formación y capacitación.
¿Quiénes nos convocan? Fiscales, jueces, organismos de familiares, tribunales internacionales, la Organización de Naciones Unidas, la Cruz Roja. Siempre tratamos de mantener la independencia y la autonomía en cada investigación. Contamos con oficinas en Buenos Aires, Córdoba, Méjico Nueva York, Sudáfrica. Somos una 70 personas de diferentes disciplinas y tenemos un laboratorio de genética forense propio que se especializa en huesos y dientes. Cada año hacemos unas 25 misiones fuera del país. También estamos investigando nuevas tecnologías que son aplicaciones de otras disciplinas volcadas a la búsqueda de las personas. Los ejes del trabajo tienen que ver con la investigación. Trabajamos con jueces, fiscales, policías de investigación, ONGs, forenses. También discutimos protocolos y la inserción con el programa del CONICET de Ciencia y Justicia que ha sido clave en este desarrollo que pensamos expandir. El apoyo de universidades del país y los convenios que firmamos nos facilitan la participación de especialistas. Ejemplos de nuevas tecnologías: geología, la geofísica, la física, la matemática.
Cuando en el año 2007 la campaña de identificación estaba en baja conseguimos fondos para lanzar la campaña latinoamericana para la Identificación de Detenidos Desaparecidos y por primera vez hicimos una alianza con el estado, en este caso con el Ministerio de justicia y DDHH y el Ministerio de Salud. La iniciativa convocaba con el lema: “Si tienes un familiar víctima de desaparición forzada entre 1974 y 1983 una simple muestra de tu sangre puede ayudar a identificarlo”. Así extendimos la posibilidad de dar una muestra de sangre a sesenta y tres bancos de sangre en todo el país y aumentó el número de identificaciones. Desde el 2007 al día de hoy hay 11500 muestras que representan 4200 familias. Todavía tenemos 600 cuerpos sin identificar y estamos relanzando la campaña.
Hace aproximadamente trece años nos empezaron a llegar pedidos de gente desaparecida en democracia a causa del crimen organizado, trata de personas o violencia institucional y comenzamos entonces a trabajar en una nueva temática para nosotros. Hay 24 provincias y sus policías que no están comunicadas o vinculadas. Aportamos a la creación de un sistema federal coordinado de búsqueda de identificación de personas desaparecidas bajo protocolos comunes. También en el caso de la AMIA hemos identificado una víctima. Otro hito ha sido el de Malvinas. En el año 2012 la expresidenta Cristina Fernández solicitó al comité internacional de la Cruz Roja su mediación para poder identificar los soldados no identificados en el cementerio de Darwin y en el año 2017, como parte de un plan piloto humanitario, fuimos a la islas por 8 semanas para investigar 121 sepulturas de soldados argentinos enterrados bajo el nombre “solo conocido por Dios.” Entrevistamos familiares en todo el país y al día de hoy identificamos 114 soldados quedando solamente 8 a identificar.
Fuimos convocados en Méjico por el caso de los 43 estudiantes desaparecidos en 2014, una investigación muy compleja que incluyó a 8 países a lo largo de 15 meses con la inclusión de 15 disciplinas científicas. En este caso dimos una versión diferente que la versión de las autoridades mejicanas. El otro proyecto es el proyecto Frontera para comprender como cruza la gente de Centroamérica a los EEUU y como los carteles de narcotráfico los llevan, los detienen y los secuestran, y como esos cuerpos quedan del lado norteamericano y nos son identificados. En Sudáfrica trabajamos con las victimas del Apartheid y ya hemos creado un centro allí en donde se capacitan desde hace más de siete años forenses y fiscales de todos los países africanos para formarlos en esas disciplinas. Los deseos de los familiares a lo largo del mundo son los mismos que en el caso de los argentinos, la gente quiere saber qué paso, cómo fue. Es el mismo contexto y los familiares son el centro de la actividad. Con diferentes culturas o religiones siempre establecemos una relación horizontal con ellos y le explicamos los resultados.
También hemos contribuido a producir documentos internacionales entre los cuales hay uno muy importante que hemos producido en 2012 con la Cancillería Argentina, las Abuelas de Plaza de Mayo, la Cruz Roja y genetistas de toda América Latina y de Inglaterra, España y Portugal. Es una guía de cómo se debe conformar un banco de datos genéticos, no solo desde el punto de vista científico, sino también desde el punto de vista legal y ético. Trabajamos también en dos protocolos que tiene la ONU sobre el trabajo forense, el que regula las investigaciones de casos complejos en todo el mundo (Protocolo de Minnesota) y otro que regula el abordaje de los casos de violencia sexual y los feminicidios.
En definitiva el trabajo es el de recuperar la Verdad con participación de los familiares para que puedan recibir una explicación y puedan realizar los ritos culturales para darle una sepultura digna a sus muertos. Nuestro trabajo también se relaciona con el derecho de todo familiar de exigir justicia, sea tarde o sea temprano, y que esta evidencia junto a otras sea utilizada para poder seguir todos con esta consigna que creció en la Argentina y hoy, 30 de agosto, día del desaparecido, ya es común en todo el mundo: verdad justicia reparación y memoria.”

 

Hans Schulz / B2000
Fotos del autor y transcripciones en base a grabaciones propias que ponemos a disposición de quien quisiera escucharlas.

11 septiembre, 2019
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