Genealogía familiar: Millaman (cóndor de oro)

Columnistas

Cuando comencé a realizar mi genealogía familiar, era escéptico en encontrar datos por parte de mi descendencia materna “Millaman” que en lengua Mapuche significa “Cóndor de Oro”. Corría por entonces el año 1992 cuando quiso el destino, mientras me encontraba en búsqueda de información en archivos de registros eclesiásticos de nacimientos / fallecimientos, me encuentro con un barilochense Ricardo Vallmitjana, que, por aquellos años, también estaba realizando algunas investigaciones históricas de la zona. 

Por @Néstor Vidal. 

El vecino Ricardo Vallmitjana, poseía un comercio sobre calle Mitre casi esquina Rolando, se llamaba Toki, vocablo mapuche que refiere a la cabeza de piedra del hacha que usaban las autoridades guerreras, a las que también se les daba ese nombre.

Cuando le comenté lo que estaba realizando desde hace un tiempo y mi poca experiencia en búsqueda de registros genealógicos, le indico el apellido de mi línea familiar materna y aún recuerdo como si fuera hoy, cómo le brillaron sus ojos, quedó en silencio un instante y como una catarata de información comenzó a contarme acerca de lugares, fechas, inclusive me comentó que él había estado recientemente en la zona, de la Bajada del Agrio en el Área del Pulmarí, cerca del Rio Alumine del Neuquén. Como referencia citó la base del cerro Melún (también conocido como cerro negro), sector donde estaban asentadas las toldería y vivió MIllamán y su gente.

Aún conservo la imagen que me obsequió por aquel entonces, una fotografía del cacique MIllamán y su chusma -como le decían a la familia.

 Millamán, el padre

En mi investigación me encuentro con diferentes autores que cuentan la historia de forma muy subjetiva. Por ello intenté buscar desde el inicio datos concretos, registros tanto escritos, como orales de antiguos pobladores que fueron pasándose sus relatos de generación en generación (historias de sus antepasados)

De estas, hay muchas historias y leyendas de Millamán y su gente. Que eran bravos, salvajes y despiadados lanceros, también lo citan como el aferrado colaborador y lenguaraz (traductor) de los militares en la campaña del Desierto. Incluso lo mencionan en registros de autores como que sin su colaboración la zona denominada el triángulo, en la Campaña del Desierto no hubiese sido asediada sin la ayuda de éste, debido al gran conocimiento del terreno. En fin, múltiples versiones e historias de rumores, hay para todos los gustos.

En primer lugar, hay que entender que la historia debería ser contada en dos (2) partes, ya que muchos autores por ignorancia o desconocimiento o errores de fuentes, confunden en sus libros a Millamán Padre “El Cacique” con Pichi Millamán (quien era uno de sus hijos), este último es quien vengaría posteriormente la muerte de su padre.

El acontecimiento de esta narración para que el lector su ubique, debió ocurrir hacia el año 1874. El lugar en la zona denominada actualmente el Área del Pulmarí, en cercanía del Rio Alumine, en la provincia del Neuquén.

El cacique MIllamán, uno de los tantos divisionarios del poderoso Reuquecura, moraba con su tribu al pie de la Pampa de Lonco-Luán y en el fértil y pintoresco valle de Quila-Chanquil.

MIllamán, a pesar de su ancianidad, tenía, como todos los de su clase, varias mujeres; pero gozaba de su privanza Ailla Calquín (ailla: nueve; calquín: águila real), india picuche, hermana del feroz Guzmanev, y que al compartir el lecho con el poderoso señor de Lonco-Luán había traído  dos gallardos mocetones venidos al mundo en un solo parto.

De la unión con MIllamán nació una hija, único vástago hembra de este cacique. Por esta razón, el viejo araucano sentía hacia la niña amor intenso.

Mari-Rayen (diez flores) se llamaba la joven. Cuando ésta alcanzó la adolescencia, a fin de que la madre concretara a ella todos sus cuidados, MIllamán supo alejar con maña a los gemelos, mandándolos a establecerse en el paraje llamado hoy Carreri, a doce leguas de su toldería, cordillera de Zainuco de por medio.

Pasaron algunos años y la niña se convirtió en la más donosa joven de la tribu. Su padre la miraba con orgullo y la hacía objeto de todas sus ternuras.

En el verano del año en que sean colocado los sucesos que describo, los medio-hermanos de Mari-Rayen vinieron desde sus toldos a visitar la familia. La madre los acogió cariñosamente, y el padrastro los agasajó de acuerdo con la dignidad de su clase.

Al regresar a sus toldos, rogaron al cacique permitiera a la niña ir con ellos, pues deseaban cumplimentarla y presentarla a sus familias. Millamán negó ese permiso y los gemelos tornaron a sus toldos.

Pero la madre apoyó luego el pedido de sus hijos, insistiendo en él con la tenacidad propia de los de su raza. Tanto instó Ailla-Calquín, que ablandó el corazón del viejo cacique, consintiendo éste que su hija partiera a visitar a sus hermanos. Marchó, por fin, la joven, con fuerte y escogida escolta, permaneciendo el espacio de una luna al lado de sus medio-hermanos. Mas al día siguiente del regreso al toldo de sus padres enfermó, muriendo de allí a poco.

El furor de Millamán no conoció límites, atribuyendo la muerte de Mari-Rayen a la perfidia de los mellizos, cuyas hechicerías habrían tenido el terrible desenlace de aquella muerte. Y juró vengarse.

En vano fue que Ailla-Calquín se desviviera por convencerle de la sinrazón de su creencia, pues mientras ella se esforzaba en tal sentido, las otras mujeres del cacique, viendo llegada la oportunidad de aplastar a su rival, intrigaban.
Pretextando quién sabe qué correría, MIllamán escogió entre sus hombres los más probados, y una mañana de esos veranos esplendorosos de la cordillera neuquina, desapareció en las agrestes quebradas que se abren en dirección al Zainuco.

Por sobre los cerros natales, testigos de su bravura y poderío, iba el viejo cacique fraguando su venganza.
Cruzó la áspera serranía y cayó sobre los toldos de los gemelos, saciando su rencor hasta en los rebaños de aquellos desgraciados. Al abandonar el campo, incendió los altos pastizales circundantes, y las llamas borraron de la tierra hasta el rastro de la vivienda de los que despertaron su odio.

Hizo jurar a sus hombres el terrible secreto de su incursión y volvió a su pago. 

CONTINUARÁ……….


Notas del autor: Saber nuestros antecedentes culturales y de dónde venimos nos ayudará a desarrollar un fuerte sentido de quiénes somos en realidad. La forma en que nos relacionamos con las historias familiares y creamos relatos acerca de nosotros mismos nos ayuda a establecer nuestra identidad esencial única y auténtica.

En memoria de mis antepasados directos e indirectos: A mi Madre Nélida MIllamán,  a mi abuela Teresa MIllamán (F) -a mi Bisabuela Juana MIllamán (F), a mi tatarabuela Juana Catripay (Barba Partida) y su esposo (F). José MIllamán Canivir (F), a mis 4to abuelos Pascual Canivir y su esposa Juana Millaray y a todos sus ascendentes y descendientes.

REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA:
1. Extraído de Félix San Martín. Se han omitido algunas partes del texto para facilitar su lectura y reducir su extensión.
2. Texto de Publicación conocimiento e historia del Neuquén. declarada de interés por el Congreso de la Nación (355-D-20 y 1392-D-2021 / OD 391) y la Legislatura del Neuquén (2373/18).
3. Registro de fuentes Orales de familias Araucanos / Mapuches
4. Augusta, F. J. de. Diccionario mapuche-español, tomo I, Santiago de Chile, Ediciones Séneca, [1916] 1992
5. El linaje de los Yanquetruz: confirmación genealógica de la presencia –en época histórica– del sustrato pantehuelche en el área pampeana, Trelew, Fundación Ameghino, 2004.
6. Guevara, T. Folklore araucano. Santiago de Chile, Imprenta Cervantes, 1911.
7. Registro Genealógico fílmico de FamilySearch -SUD-
8. Datos y apuntes de recopilación e Investigación de Ricardo Vallmitjana. –
9. Menard, A., “La lección de escritura de E. R. Smith : archivo y representación en la Araucanía del siglo XIX” en Cross, Amalia, Archivo : prospectos de arte, Santiago de Chile, Centro de Documentación de las Artes, 2010, p. 61-72
10. “La primera mensura en el territorio de 'El Triángulo' , Separata del IV Congreso Nacional y Regional de Historia Argentina, Buenos Aires, Academia Nacional de la Historia, 1986, p. 627-645.
11. Ramayón, E. Nahuel Huapi. Campaña Militar 1881, Buenos Aires, Talleres Gráficos Gir, 1938.
12. Raone, J. M. Fortines del desierto. Mojones de civilización, Buenos Aires, edición del autor, 1969.

“Centro de Investigación Forense y Nuevas Tecnologías”

19 marzo, 2023
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