“Esto comenzó como una gran confusión”, aseguró Sergio Moscoso (audio) en su rol de representante de Gregorio Robles, el hombre que asegura ser el titular de unas 700 hectáreas entre el arroyo Casa de Piedra y la ruta provincial 79. Su aparición se da en el medio de un conflicto con los vecinos del lugar, luego de que otorgara un permiso de pastoreo a un hombre que instaló una casilla y se llevó consigo a varios caballos.
“Yo soy administrador de las tierras, nombrado por el señor Robles, que es el titular supuesto de las tierras. Yo vengo y armo un proyecto que tiene que ver con el lugar, como cabalgatas y campings, no a hacer un hotel 5 estrellas, ni a destruirlo. La parte privada no tiene nada que ver con la playa”, comentó en exclusiva con Radio Seis a tan solo algunas horas de haber llegado desde Buenos Aires.
Según explicó, se presentó con su proyecto en la Dirección Provincial de Bosques, en el cual aclaraban que no querían cortar árboles, sino limpiar la madera vieja cortada, llamada “derrame”.
“Le ofrecimos empezar a limpiar eso, para hacer el trabajo que queremos hacer, y donar la madera recaudada al ‘Plan Calor’. Dentro de las necesidades que se vienen”, manifestó Moscoso y remarcó que “nuestro negocio no es ni la madera, ni los árboles, ni tampoco somos ocupas. Yo soy el administrador, encargado de un trabajo en un campo en el que me dijeron que tenían todos los papeles para comprobar que es nuestro, es más, tengo un papel que comprueba que soy apoderado para presentarlo a quien sea necesario”.
“Empezamos a realizar el trabajo, pero sin máquinas. Solamente con una familia y sus caballos, que los trajo para empezar a ubicar dónde iba a ser el pastoreo y organizar las ideas que teníamos. Hasta que de repente veo que se arma todo este revuelo, en donde escucho a gente que me nombra como el testaferro de Robles, que éramos ocupas... Una barbaridad ”, expresó el administrador.
Contó que lo llamaron desde la Municipalidad e incluso un comisario regional. “Yo no comprendía, y aún no comprendo bien. Lo que sí entiendo es que ahora presentando la documentación se va a aclarar todo y, lo que puede llegar a estar confuso son los diferendos entre Robles y quien accione contra él, pero es algo que decidirá la justicia”.
Además, denunció que los vecinos cerraron todos los accesos al predio y nadie puede ni entrar ni salir. “El hombre de los caballos quedó allí dentro, por lo que no puede ir a buscar fardos de pasto, ni comida para alimentarse. Por pedido del delegado municipal (Claudio Otano), cerraron todo con piedras, sosteniendo que iba a haber una ocupación de gente de Buenos Aires, una cosa tirada de los pelos”.
Moscoso explicó que mantiene su lineamiento de trabajo y aclaró que siempre está con los papeles "debajo del brazo", para mostrar a cualquier autoridad que se los pida.
Insistió que no tienen nada que ver ni con la política, ni con los mapuches. “Simplemente, nosotros tenemos un proyecto turístico sin desfigurar el lugar, pero como ahora todo el mundo, salieron a decir por Twitter que el terreno nos lo había dado el ejército a través del Gobierno Nacional, nada que ver, se imaginaron que éramos algo que no somos”.
Con respecto a si este proyecto había sido informado al municipio, ya que fue un represente municipal quien se acercó en su momento para hacer de mediador, explicó que “no hizo de mediador, directamente vino a decirnos que no podíamos hacer nada, que eso, supuestamente, no era terreno privado y que había un litigio”.
El administrador declaró que intentará tener algún tipo de diálogo con el delegado municipal o con la junta vecinal, para explicar bien el proyecto, el cual estaría delimitado por lotes.
Acerca de la titularidad de Robles sobre el predio reclamado, afirmó: “yo sé de 1935, aproximadamente, la familia Robles ya estaba con este tema. Tuvieron problemas con el Ejército en época de dictadura, pero no quedó en nada. Si ahora uno se metiera en tierras pertenecientes a los militares, claramente nos sacarían de las pestañas”.
Con respecto a la superficie del predio, describió que comienza a 700 metros de la costa y que llega hasta el arroyo Casa de Piedra. En acciones reales, se cree que son unas 700 hectáreas, de las cuales Moscoso aclaró que no serán utilizadas en su totalidad. “Hay mucha montaña. La idea es hacer uso de la parte de abajo de la pampita, en donde se puedan hacer actividades con estudiantes y turistas”, agregó.
Sobre la familia a la que Moscoso le encargó el cuidado del predio, dijo que “solo el hombre quedó ahí, tiene mucho interés de trabajar con nosotros. Cuenta con entre 25 y 33 caballos e hicimos un convenio de palabra de que él se va a ocupar de la parte de las cabalgatas”.
Por último, aclaró una situación que tuvo con la Municipalidad: “nos hicieron un acta porque los caballos estaban tomando agua en el lago, pero fue porque el señor los llevó de buena fe, no es que andan sueltos”.
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