"Considero que ha sido un año movilizador, para cada uno de nosotros, es inevitable que la pandemia no llegue a cada uno, desde el trabajo se vive un ámbito de mucha empatía y espíritu de equipo, creo que cada servicio ha tratado de poner lo mejor", expresó la hematóloga del Hospital Zonal, Julieta Pasquali.
La profesional dijo que ahora están más tranquilos porque las restricciones se notan en todos los ambientes, pero quienes tienen mucho trabajo son los servicios que dependen de la internación de terapia intensiva y clínica "que están a fondo".
"No es que con la pandemia se nos haya triplicado el trabajo", dijo, si bien en un momento se trabajó con el tema del plasma que "fue todo un desafío", explicó que participaron de un estudio y tuvieron mucho trabajo en pos de buscar evidencia científica sobre eso.
La idea era que las personas se acercaban y se hacía el cuestionario para ver si podían donar sangre, además de extraer una muestra, para especificar grupo y factor y hacer dosaje de anticuerpos y serología (pruebas de HIV, hepatitis, chagas, sífilis, para transferir una sangre segura).
Julieta detalló que en este procedimiento solo se llamaba a quienes tenían muchos anticuerpos, por lo que de 20 personas quizás una podía donar plasma. Luego concurría y se hacía la extracción propiamente dicha, que consiste en una bolsa triple, se centrifuga la muestra, queda el plasma y se infunden los glóbulos rojos. El proceso también preveía que se hiciera una segunda extracción y una tercera. De este modo el proceso se hacía "bastante amigable para el donante", resaltó sin dejar de mencionar que los barilochenses fueron solidarios al convocarse en el hospital.
Consultada respecto al procedimiento para donar sangre, dijo que se extraen 400 mililitros de sangre y el organismo se adapta a esa pérdida de glóbulos rojos y vuelve a llegar a un equilibrio rápidamente de modo que la persona no debería sentirse débil ni mal en el momento ni en los días siguientes.
Además recordó que para donar debe ser una persona sin enfermedades que pudieran perjudicar a quien recibirá la donación. Para Julieta, se trata de una forma de ayudar: "uno nunca sabe cuándo lo va a necesitar", remarcó la profesional.
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