La transformación del TUP: un proyecto ambicioso, pero posible

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No es novedad que la situación actual del transporte urbano de pasajeros en Bariloche es crítica. Pero tras años de parches y soluciones temporales, un proyecto podría representar una salida definitiva del actual sistema, ya inviable, para reconvertir totalmente la concepción del TUP.   

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 (Espacio patrocinado por la Municipalidad).- Durante 2020, para el sistema de colectivos urbanos de Bariloche, la pandemia resultó la gota que rebalsó el vaso. Se trata de un esquema ya castigado por la falta de rentabilidad (ante una ciudad muy extensa pero con poca densidad de población), la inestabilidad de los subsidios, las idas y vueltas con las empresas concesionarias, el retraso en pagos a los choferes, los consecuentes paros, la infraestructura vial deficiente, las rutas extensas y sinuosas, un boleto caro para la calidad del servicio que se brinda, un índice de inflación que hace difícil el equilibio financiero.

 El Municipio, a través del equipo técnico de la Subsecretaría de Planeamiento y Sustentabilidad Urbana, tomó como punto de partida un diagnóstico que inquieta: si el sistema no se cambia por completo, es virtualmente imposible encontrar una solución a largo plazo.

 Por eso, el equipo trabaja actualmente, junto a la Comisión de Seguimiento del Sistema de Transporte Urbano de Pasajeros (CSSTUP), en un Plan de Transformación del transporte urbano de pasajeros que rompe con gran parte de los supuestos actuales del sistema. Inversión en infraestructura vial, recorridos interconectados y más eficientes, más frecuencias, boletos accesibles, incremento de la cantidad de los usuarios: son mecanismos que deben implementarse en paralelo para poder funcionar, y que requerirán de una alta capacidad de financiamiento. Todos pasos que el Ejecutivo está dispuesto a dar, pero que necesitarán del apoyo de todos los sectores involucrados.

 Un balance difícil para usuarios y empresas

 La experiencia del sistema de transporte que tiene un usuario promedio es, cuando menos, complicada. Largos tiempos de espera, sumados a rutas largas y redundantes, un elevado costo del pasaje, necesidad de transbordo (con la doble tarifa que esto implica), unidades colmadas.

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 El sistema actual se basa en un diseño pensado para un Bariloche cuyo radio céntrico concentraba todas las actividades; no había una necesidad de interconectividad. En ese contexto, primaron los recorridos “radiales” (que unen el centro con las distintas zonas suburbanas). A medida que la ciudad creció, el sistema nunca se reconcibió: las rutas se fueron extendiendo en respuesta a demandas espontáneas, al surgimiento de nuevos barrios, al incremento poblacional en ciertos puntos.

 Con la multiplicación de centros de actividades, la falta de conectividad se puso en evidencia. Tener que tomar dos y hasta tres colectivos para determinados traslados se vuelve un altísimo costo en dinero y en tiempo.

 Y la experiencia para las empresas concesionarias también es compleja. Un mapa urbano que tiene un alto porcentaje de calles de ripio (el 18% de las rutas del TUP) eleva los costos de mantenimiento de las unidades, sumando alrededor de un 12% de costo de operación adicional. Lo extenso de las rutas demanda mayor cantidad de unidades y de choferes para mantener las frecuencias. Y el Índice de Pasajeros por Kilómetro (IPK) es tan bajo que obliga a mantener tarifas altas, que no se condicen ni con la calidad del servicio ni con las posibilidades de los usuarios. Esta conjunción de elementos tiene un resultado ineludible: un sistema caro y poco confiable vuelca a los usuarios al transporte privado, lo que debilita toda posibilidad de sustento del TUP.

 Tras el análisis de los expertos, tantos factores interconectados sólo dejan lugar a una conclusión: no es posible cambiar sólo una de las partes, la transformación debe ser completa para cortar con el círculo vicioso de los altos costos y la baja sustentabilidad económica.

 Cómo concebir (y financiar) una transformación total

 El proyecto en el que trabaja el Municipio junto a la CSSTUP, propone rediseñar el sistema en su totalidad. Y el enfoque es ambicioso, porque implica encarar todos los frentes de manera simultánea cómo única manera de generar una verdadera transformación.

 Eso significa que hay que enfrentar en paralelo:

 - La mejora de la infraestructura vial, pavimentando más recorridos y reduciendo costos de mantenimiento

- El rediseño de rutas, con recorridos más eficientes e interconectados

- La generación de facilidades para el usuario (más frecuencias, mejores refugios y paradas, señalética, tarifas progresivas, trasbordos gratuitos), fomentando el uso del TUP para elevar el Índice de Pasajeros por Kilómetro (IPK) y así disminuir las tarifas

- La modificación del sistema de relevos entre unidades para incrementar las frecuencias

- La implementación de carriles exclusivos, iluminación, cámaras de seguridad

- La mejora del sistema de compensación por viajes gratuitos

 Estas, entre otras medidas planificadas, son no sólo deseables sino factibles. Pero esa factibilidad depende de la generación de ingresos genuinos para implementarlas, sobre todo cuando se requiere hacerlo en simultáneo. Generar fondos propios para sustentar el Plan de Transformación (y luego el sostenimiento del nuevo sistema) es la clave para dejar de depender de factores fuera del control de la ciudad (subsidios que a veces están y a veces no, contextos económicos difíciles, y hasta desafíos imprevisibles como una pandemia de Covid-19).

 Por eso, el Municipio deberá construir consenso alrededor del Plan de Transformación: sólo con el apoyo de los demás sectores involucrados -usuarios, empresas, sindicatos, organismos estatales, el Concejo- podrá generar las herramientas para financiar el nuevo TUP.

 Los primeros pasos ya están dados: la propuesta del “Fondo de Sostenibilidad” apunta a dirigir a la transformación del transporte y su infraestructura los fondos recaudados a través de la TISH específicamente a grandes empresas nacionales e internacionales. Y el Ejecutivo propuso también otra herramienta complementaria en la tasa a la compra de combustible, que podría generar $0.75 por cada litro vendido. La Ecotasa sirve de ejemplo en este caso: con un aporte reducido, pero hecho repetidamente, se puede lograr un fondo que concrete obras de magnitud importante. Ingresos genuinos para lograr una transformación que impactará en las vidas (y los bolsillos) de una gran parte de la comunidad de Bariloche.

 

28 marzo, 2021
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