Río Negro

Realidad, ficción e imaginación

Un hombre acusado de haber abusado a tres personas aparece degollado y a partir del crimen las sospechas se concentran sobre las víctimas. Una novela policial negra del escritor islandés Arnaldur Indridason, analizada por Nora Blok.

Río Negro

Por Nora Blok para Realidad, ficción e imaginación de B2000

En el país más seguro del mundo, Nina tiene por delante unos días muy difíciles que afrontar. La mirada del cuidado -instituida en su familia y la de otros- hace el resto. El arribo a esta arista nos hace transitar por los escollos de una ficción encuadrada en la novela policial negra.

Un asesinato que responde a un móvil: la venganza, previas acciones de violación en Nina, Unnur y Adalheidur (Addý). Tres víctimas con diferentes réplicas frente a lo insuperable enuncian cómo se va armando la sociedad cuando el sistema falla y cómo actúa el entorno íntimo.

La recriminación irrumpe: ”Probablemente tampoco ayuda mucho la manera en que la autoridad judicial desprecia a esas mujeres -dijo Elínborg-. Los condenados por violación pasan en prisión menos de un año y medio en este país. Es lamentable que los hombres puedan comportarse como animales sin recibir un castigo justo”.

El uso de la droga de violadores les asegura un éxito momentáneo en lo que persiguen. Las consecuencias de la ingesta maliciosa son: ”pérdida de memoria, semen en la vagina y dolores en el cuerpo”.

Crece una certeza: la violación es difícil de combatir porque genera vergüenza en sus víctimas y eso facilita la tarea del agresor. No obstante, en este caso, surge el perfil de un delincuente que bebe de su propia medicina, aparece degollado en su casa de Reikiavik y derrumba algunas representaciones colectivas.

En este asesinato, no hay signos de lucha. No se encuentra el arma. Solo un chal como indicio y la droga más empleada en las violaciones, el Rohypnol. Sin embargo, la remera que viste el cadáver –al lector- le hace avanzar en elucubrar algunas hipótesis.

“El hombre de Pingholt se llamaba Runólfur y tenía unos treinta años” Técnico de telefonía empleo que le permite visualizar a sus potenciales víctimas. Emerge un detalle: la colección de posters de superhéroes en su departamento apuntan a que –como ellos- lleva una doble vida. Para la acción, muda de disfraz.

Detrás de él una familia de madre y padre. Cada uno de ellos resuelve como puede el conocimiento de lo que hace el hijo. La censura empuja en uno y en otro de desigual manera. Uno consigue coexistir con ella; el otro, no.

El “amigo” de Runólfur, Edvard, auxilia a dilucidar algún punto y a encaminarse hacia otro asunto no resuelto. Individuo solitario, a quien la muerte brutal también lo desconcierta y es motivo de indagación su rutina.

Runólfur de él decía: “Es un pobre tipejo”, sin recordar las buenas hospitalidades de las que fuera objeto en períodos perentorios. En definitiva, como concluye Elínborg, más tarde:”pensaba en Runólfur y en la perversidad que corría por su conciencia como un río negro, profundo, frío e intransitable”.

La justicia por mano propia escoge una fecha, que mana de una “sencilla plaquita negra”, en un espacio que la ilustración de tapa pronostica. El caso es resuelto aunque haya varios trámites que formalizar y puntos por aclarar.

El aspecto social se despliega a lo largo de toda la historia en Reikiavik y en la aldea de pescadores, “silenciosa y oscura”. Los hilos se van ajustando y las existencias de los personajes se perfilan de forma disímil.

Hay, además, una pintura de las zonas en las que se mueven los personajes que ensamblan con la descripción de Islandia en sus detalles, en sus costumbres y en su gente.Una especie de “determinismo” asoma, sin asfixiar.

Todos los personajes, con sus características, muestran el modo de ser de acuerdo con sus orígenes y su ámbito. Algunos saben más, otros menos de sus vecinos. El ritmo del lugar les impone mudanzas o persisten en adueñarse de los fragmentos de vida de sus vecinos y hacerlos circular.

Las estadísticas señalan, por otra parte, que en Islandia se produce un crimen cada seis años, en consecuencia, sorprende una producción ficcional con tres características –a modo de constantes- en estas novelas.

En cada una de sus historias, recurrentes: la austeridad de sus habitantes, de sus paisajes y de su clima (en verano, las noches son tan claras como el día y en invierno, cuatro horas diarias de luz solar) surgen explícitas en los tonos áridos en lo que se cuenta o se vive.

Peculiaridades que también se filtran en la vida familiar de Elínborg, mujer que lleva adelante la investigación criminal en ausencia de Erlendur (famoso investigador, en estas novelas). Con un marido mecánico (Teddi), Valpór, Theodóra y Aron (sus tres hijos). Una relación conflictiva con su hijo adolescente y un matrimonio sólido.

La pesquisa la lleva a deambular casa por casa. Testigo por testigo y, al término de cada entrevista, recoger escasas seguridades y múltiples preguntas retóricas. Son insólitos y azarosos detalles familiares los que le proporcionan pistas con resultados.

En ese peregrinaje, llama la atención el tratamiento en una segunda persona que transita en los diálogos. No hay distancia entre los interlocutores y quizás ello se deba a un dato extracontextual: “hay unos trescientos mil habitantes y para casarse muchos de ellos tienen que indagar en un registro genealógico para comprobar que no se enamoran de su primo”.

“Río negro” es la novena novela de Arnaldur Indridason (islandés) Historiador, periodista y crítico literario y de cine. Obtuvo el Premio Golden Dagger 2005 con “La mujer de verde, con la que se consagró como uno de los grandes nombres de la literatura policíaca.

La mayoría de sus críticos señalan que “Río negro” no es su mejor novela. En verdad, es previsible anticipar heterogéneos escollos propios de la intriga para los seguidores del género. Sin dudas, importa cómo- en un lugar en el mundo donde no se producen hechos delictivos- alguien puede ficcionalizarlos con maestría.

Con este autor, nuevos aires circulan para la narrativa negra escandinava y europea. Uno apuesta a que encontremos en el país sus otras y nuevas producciones.

22 abril, 2018
944 lecturas
Comentar