En pleno horario de almuerzo una de las comensales dejó de respirar y la habitual tranquilidad del lugar se rompió. Hubo pedidos de ayuda, brazos agitados y sillas arrastradas para hacer lugar. En cuestión de segundos un hombre se paró detrás de ella, practicó la maniobra de Heimlich, comprimió la zona abdominal un par de veces y logró un verdadero milagro.
Ferrari no dudo en hacerse cargo de la situación y colaborar con la angustia que estaba viviendo una pareja barilochense, mientras almorzaban. “Mi señora tuvo un atragantamiento con lo que estábamos almorzando”, contó el histórico vecino Alberto Calistro a Bariloche2000, mientras que precisó: “Este señor no dudó un segundo en dejar su comida y venir a auxiliar, estoy realmente muy agradecido”.
Además, Calistro aseguró que el funcionario actuó “con un profesionalismo que no parecía político”.
Por su parte, Ferrari explicó en diálogo con este medio que estaba a punto de almorzar junto a uno de sus hijos. De pronto vio lo que le ocurría a la mujer, que el resto de los clientes se habían parado de sus sillas y actuó sin más. Aplicó la maniobra que había aprendido años atrás, escuchó que la esposa de Alberto volvía a respirar y volvió a su mesa, conmovido por lo que había ocurrido.
Pero esta no fue la primera vez que el funcionario intervino en un caso de este tipo. Hace 25 años, aproximadamente, se encontraba trabajando en un corralón de materiales en Buenos Aires y un cliente se desplomó. El hombre no respiraba y aplicó lo aprendido en un curso de emergencias para retenerlo con vida hasta la llegada de una ambulancia que completó el procedimiento.
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